Podría centrar este artículo en unaserie de parámetros habituales relacionados con los beneficios de la Musicoterapia pero he creído mucho más interesante hablar de dicha disciplina buscando una raíz apenas explorada. Se ha hablado sobre los efectos terapéuticos de la musicoterapia pero no demasiadas veces en términos de liberación.
Después de un año trabajando en dos áreas específicas del Hospital Infanta Sofía de Madrid, puedo afirmar que existe un vínculo muy estrecho entre ambas.
La libertad es un concepto que va muy unido a la sensación de dependencia y puede extrapolarse a muchos contextos.
Como todos sabemos, estar enfermo supone un declive del ánimo y la aceptación de un rol donde la autonomía es bastante cuestionable. En mayor o menor medida, cada persona lucha en su interior por sobrellevar este estado día a día con la esperanza firme de recuperarse y volver a su
vida cotidiana donde la libertad es la tónica constante.
La música juega un papel trascendental actuando como bálsamo interno y consigue dejar a un lado esa pesadumbre asociada al diagnóstico del paciente.
La música es y ha sido siempre un vehículo que favorece la abstracción. Adaptando cada sesión a las necesidades de los pacientes, la sensibilidad se abre paso para concentrar la atención en los diferentes estímulos sonoros. He observado que tras varias sesiones con los mismos pacientes hay un punto de inflexión fundamental en el que rompen una barrera invisible dentro de sí mismos. Dicha ruptura supone el camino hacia un estado sensorial y anímico donde la liberación del yo interno permite que la música actúe con un poder asombroso.
Los pacientes identifican la música elegida (una pieza concreta) con esas sensaciones pero en realidad valdría cualquier música interpretada en directo, del estilo que fuera, pues son las vibraciones sonoras las que penetran en cada persona e intervienen directamente en el plano emocional, siempre y cuando haya una predisposición y una participación activa en la terapia. Cuando la música forma parte viva de ese momento personal consigue que el paciente sienta una liberación preciosa, donde se olvida de todo, sólo se limita a saborear esos minutos, es él mismo al 100%, sumido en un estado mental y físico de absoluto bienestar.
Así pues, de una manera sencilla y breve, queda establecida esta relación tan íntima entre la música y la libertad, que seguiremos estudiando en profundidad en el futuro.
Ignacio Torrecillas Sáenz
DIRECTOR DE MUSICOTERAPIA DE MUSICOS EN ACCION